El duelo, experiencias de superación

El duelo, experiencias de superación

La muerte de un ser querido es un proceso muy difícil de asimilar. Es cuando se inicia y se experimenta el duelo, que es un proceso emocional que sacude profundamente a la persona. Puede generar sentimientos de tristeza profunda, afectar al núcleo familiar, provocar confusión, desconsuelo, soledad, angustia e incluso afectar la salud física y mental. Si además, esa situación dolorosa la vive una persona que tiene problemas emocionales, el sufrimiento puede ser todavía mayor, por eso es importante pedir ayuda si con el tiempo los síntomas no pierden intensidad. 

Un grupo de apoyo emocional brinda un espacio seguro donde las personas en duelo pueden compartir su dolor, sus experiencias, recibir comprensión y validar sus emociones sin ser juzgadas. La interacción con otras personas que atraviesan situaciones similares fomenta la empatía y la sensación de pertenencia, facilitando el proceso y, finalmente, la aceptación. Además, el grupo ofrece herramientas para reconstruir la vida personal, alentando la adaptación emocional y el crecimiento después de la pérdida. 

A continuación os compartimos experiencias de superación del duelo.

Puedes compartirnos cómo fue tu proceso de duelo, ¿por qué fases pasaste?

Fue un proceso muy largo y doloroso lleno de desequilibrios emocionales; fugas, entre ellas dormir mucho sobre todo de día, fumar sin control hasta sentir que me iba a dar un infarto. Prefería estar sola y además todo me molestaba, odiaba el ruido, las risas, en fin, todo.

Hubo también la etapa de la negación, en la que prefería crearme fantasías mentales como cuando era niña, y pensaba que no había pasado nada, que era una pesadilla; también tuve muchos momentos en donde sentí odio hacia mí, deseaba no pensar y no podía parar la mente.

Anely R.

¿Qué emociones predominaron en ti al enfrentar tu duelo? ¿Hizo despertar en ti emociones escondidas?

Fueron muchas las emociones que predominaron en mí: tristeza, ansiedad, angustia, desesperación, frustración, coraje y mucho miedo al futuro. 

Sí, definitivamente este proceso hizo despertar en mí emociones guardadas y, según yo, olvidadas. El día que mi pareja perdió la batalla final contra el cáncer de pulmón que lo afligía, yo sentí que el mundo se derrumbaba, que caía a pedazos sobre mí, y vino a mí esa misma sensación de tristeza, soledad y miedo igual que cuando murió mi padre, al pensar en que ya no podría  volver a verlo ni a escuchar su voz llamándome. Y una sensación de desprotección y soledad me invadió, llenándome de  tristeza y dolor.

Mariana A.

¿Cuál fue el momento más duro y cómo transitaste por él?

El momento más duro fue decirles a mis hijas que su papá había muerto y las explicaciones habiendo sido un suicidio.                                                                                           

A la mayor se lo expliqué aunque no le di detalles de cómo lo hizo, ella ya sabía de los dos intentos fallidos que había tenido en nuestra casa. A los pocos días mi hija se enteró de cómo lo hizo.  A la pequeña y aconsejada por la pediatra, le dije que su papá se había ido al cielo pero sin darle detalles de la verdad, fue ella la que días después explicaba su propia historia de los hechos. Realmente ella no era muy consciente de lo ocurrido y me contaba que su papá había bebido mucha cerveza y se estrelló con el coche.

Saiza B.

¿Experimentaste algún cambio en tu salud física? ¿Se alteraron tus rutinas diarias debido al duelo?

Sí, al cabo de unos días de la muerte de mi marido cuando ya volví a la rutina empezó a dolerme todo el cuerpo muy intensamente. Dormía mal y me despertaba muy cansada, no aguantaba el trabajo, las obligaciones de casa, las hijas, todo me sobrepasaba, era como si arrastrase una gran losa en mis espaldas y no pudiera ni caminar.

Empecé a visitarme con médicos y después de hacerme muchas pruebas me diagnosticaron fibromialgia y fatiga crónica. Las rutinas se alteraron porque yo no podía vivir igual, no dormía bien, me costaba mucho trabajar, sobre llevar el cuidado de mis hijas y, claro está, el mío propio.

Saiza B.

¿Tuviste que asumir además del duelo una nueva realidad con más responsabilidades? ¿Cómo afrontaste esa situación emocionalmente?

Todo se convirtió en un caos, cambio de residencia, de lugar de trabajo, nuevo ambiente, personas, en fin, todo cambió de repente, me vi sin nada con mi mundo hecho añicos totalmente, ya que adquirimos enormes deudas que el sueldo no solucionaba. Hubo días con tremenda inseguridad para alimentar a mis hijos, fueron momentos de muchísima preocupación, coraje, miedo a un nuevo día y tuve que afrontar cada nuevo amanecer por varios años.

Sufría ataques de llanto porque sentía mucha impotencia, además fueron años de muchos sacrificios y de alejamiento de la pareja, por el mismo motivo nos tuvimos que separar alrededor de 2 años.

Mi trabajo me ayudó mucho porque era muy entretenido pues trabajaba con niños, era el mejor momento para mí porque me olvidaba de la realidad, pero al regresar a casa era nuevamente caer al abismo, muchas veces solo la preocupación de alimentar a mis hijos me levantaba.

Anely R.

¿Buscaste ayuda?

Sí, porque llegó un momento que lo que sentía me había superado, tanto física como emocionalmente, y el sufrimiento era tan fuerte que tuve que tomar la decisión de buscar ayuda. Afortunadamente para mí encontré a Emocionales Anónimos, un grupo de autoayuda que trabaja con personas como yo, enferma de sus emociones, que no podemos ni sabemos cómo manejar nuestras emociones enfermas, y que aunque muchas de las veces como en mi caso, luchamos solas con este tipo de emociones sin ningún éxito. Esta decisión fue la mejor que pude tomar, porque en EA yo encontré la solución a todos mis problemas emocionales, a través de su terapia basada en sus 12 pasos de recuperación, tratando de aplicarlos a mi vida diaria.

Mariana A.

¿Sientes que tu forma de enfrentar la pérdida ha mejorado desde que comenzaste a asistir al grupo? ¿Cómo?

La terapia definitivamente ha sido mi mejor aliada, porque cada vez que lo recuerdo lo puedo comentar las veces que lo necesite sin reservas de ningún tipo. Me ayuda mucho con la aceptación, he aprendido muchísimo de mis compañeros, veo las cosas de manera diferente ya que me sentía especial y que sólo a mi me pasaban cosas terribles.
Puedo sentir el apoyo moral incondicional de mis compañeros, me reconforta saber que están ahí siempre.
Dentro de la terapia, perdí a la madre y al padre y han sido experiencias totalmente distintas porque ya sabía dónde ir, qué hacer y con quien, ya no me he vuelto a sentir sola.

Anely R.

¿Cómo te sientes ahora con el apoyo del grupo?

Me siento más segura en este viaje por la vida, porque tengo a mi alrededor a personas que piensan y sienten como yo. Vivo el día con menos miedos, enfrento retos, puedo ser útil. Me siento con la plena confianza y seguridad de hablar con la sinceridad que pienso. Soy más yo, me siento bien sin temor a ser juzgada.

Anely R.

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