CAMBIO DE VIDA

EXPERIENCIA DE ISABEL P.

El grupo me ha cambiado totalmente la vida, mi vida interna y mi vida externa. Antes de llegar al grupo había vivido un sinfín de depresiones desde niña, tenía mucho miedo y pánico al relacionarme con los demás. De bien pequeña no pude aceptarme, tenía unas emociones muy intensas que no podía controlar y pensaba que nadie me entendía. Al crecer todo fue a peor. Había meses que me aislaba totalmente y sentía un verdadero tormento mental que me llevaba a no querer vivir. No le veía sentido a nada, no tenía motivación alguna para continuar viviendo. En la adolescencia todo se encrudeció, vivía con pánico constante incluso con mi familia, me sentía observada, sufría delirios de persecución, angustia vital cada minuto de mi vida. 

Cuando ya no pude más, y no encontré ayuda en los psicólogos que visité, intenté suicidarme dos veces. No quería acabar con mi vida, quería dejar de sufrir. Sé que eran intentos de pedir ayuda desesperada. Por suerte sobreviví, pero mal vivía. Pasaba episodios de mucha exigencia, aceleración y entusiasmo agotador, que me hacían tener sueños desorbitados sobre ser mejor de lo que era y demostrar que era normal y que no tenía problemas. Pero sí los tenía, y gordos.

Y por mucho que fingiera, los tapara e incluso empezara terapias enfocadas a conocerme, nada conseguía cambiar esas vorágines emocionales, que iban de la desesperación a la extenuación idealista. Estuve 20 años en tratamiento psicoanalítico y, por lo menos, el impulso destructivo hacia mí se frenó un poco. Allí me descargaba emocionalmente pero seguía sin entender  absolutamente nada de mí. Me negaba, me rechazaba y nada ni nadie podía responder a mis preguntas, pensaba que estaba sola en el mundo, abandonada por la vida y viviendo lo que sentía como una maldición o un castigo. 

Llegué al grupo y ha sido todo un proceso de años ir encontrando las respuestas a todas mis preguntas. No sé ni por dónde empezar a explicar todo lo que el grupo ha cambiado en mí. No ha sido un camino fácil, y a veces no lo es, pero el grupo me ha ayudado a conocerme y aceptarlo todo de mí, lo más oscuro y lo más brillante. Me ha apoyado para ir encontrando el valor de hablar de mí, de reconocer mi historia, de encontrarle un valor de crecimiento a mi vida. 

Me siento muy agradecida, porque dentro del grupo he podido sentir esperanza, encontrarme, aceptarme, valorarme y cambiar muchísimas actitudes que me hacían daño. Puedo decir que nunca antes en mi vida había sentido tranquilidad hasta llegar al grupo. Primero fueron momentos de paz, en que mi mente paraba y no me atacaba, y luego esos momentos de calma empezaron a ser momentos de disfrutar de mí misma, algo totalmente nuevo para mí.

La tranquilidad es una armonía vital que se ha convertido en lo más importante de mi vida. Mantenerla me supone un esfuerzo en mi recuperación. El grupo me ofrece terapia de autoconocimiento, encuentros con mis compañeros para practicar mi sociabilidad. Ademas actividades para mantener mi mente activa y aprender a dar mi tiempo, compartir mis experiencias para ayudar a otras personas. Y finalmente, poder mantener a mi grupo, junto con mis compañeros, para mi propio sostenimiento emocional.

Mi vida externa también ha cambiado como el día y la noche. Puedo relacionarme con los demás de manera normal, sentirme alegre de estar con otras personas y puedo sentir, por fin, que formo parte de este mundo, que me ofrece muchas cosas bonitas que ahora sí puedo valorar.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

emocionales anonimos